«Cualquier situación, por dificil que sea, será más digerible si va acompañada de una exquisita comida y un gran vino»Una de las frases más conocidas del mejor estadista europero de todos los tiempos, Sir Winston Churchill.

Un magnifico diplomático y virtuoso del arte de AVENIRSE. Desde hace siglos es conocidoa la afición y habilidad de la cultura mediterranea para disfrutar de la buena mesa y departir cuestiones compartiendo un buen vino. Sin embargo nadie como  SIR WINSTON CHURCHILL  un britanico de  «raza» , para exponenciar el arte del buen comer  del buen beber como herramienta de convicción y seducción de sus adversarios políticos de todas las culturas paises condición y género.

Nadie ha encarnado el arte de AVENIRSE como Winston Churchill Si hoy viviera bebería AVENENCIA el vino que vino a AVENIRNOS. Es posible que incluso crearamos un vino con su nombre, ugual que existe un tipo de puros, con su nombre,dada la afición del político a estos.

.           

Churchill fue un político tan admirado como cuestionado. Amante de la buena mesa, la bebida y el tabaco, fue un político de amplias miras y un orador sin igual, Uno de los pioneros en Gran Bretaña en defender la sanidad pública, la educación y el bienestar social, sin por ello renunciar a su incorregible incorrección política. Nunca mostró miedo ni como militar, ni como periodista en Sudán y Sudáfrica, ni como ministro paseando por los campos de batalla de la Primera Guerra Mundial o enfrentándose a Hitler… Quiso incluso personarse en el desembarco en Normandía, pero se lo impidió el rey. Hombre de armas, pero también de letras, es el único premier británico galardonado con el Premio Nobel de Literatura.

«Es bueno recordar que el estómago gobierna el mundo»,escribió Churchill cuando planeaba alimentar a sus tropas en la frontera del noroeste de India a fines del siglo XIX «.
 
                                                     
 
La unión de los aliados contra Hitler no se forjó en los despachos, sino entre copas. Winston Churchill se valió de almuerzos y cenas de gala para conseguir lo que no obtendría ni en la más distendida reunión protocolar.
Creía que los encuentros cara a cara eran perfectos para lograr sus objetivos. Hasta la tan británica pausa para el té era útil a sus intereses. Sin embargo, en los casos de verdadera importancia, el primer ministro británico prefería las cenas.
«Si pudiera cenar con Stalin cada semana, no tendríamos más problemas con él», dijo Churchill al mariscal Montgomery en una playa de Normandía poco después del desembarco de 1945.
 
A pesar de sus comilonas y vaciamientos de botellas, murió a los 91 años. Y fumaba.
 
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.
Menú