A la gran mayoría de los españoles y a una gran parte de la humanidad nos gusta beber vino. Su sabor, su textura y sobre todo lo que implica: una buena comida o cena, una reunión con amigos o una cita romántica. Pero la gran mayoría tampoco sabe demasiado sobre los cuidados, detalles y conceptos a tener en cuenta sobre esta bebida milenaria tan nuestra.
El vino es una cultura en algunas regiones de España. Hay zonas que sólo viven de la plantación de la vid, su recolección y su posterior transformación hasta convertirse en el preciado elixir.Con el zumo de uva fermentado no hay segundas oportunidades. La primera impresión que te llevas con un vino es la que queda. Una mala experiencia puede condicionar nuestra percepción de un vino para siempre y en la mayoría de los casos se debe a una falta de información sobre cuestiones más bien básicas.Se llegó a generalizar que los buenos vinos blancos debían ser de ese mismo año. Esta generalización tuvo su probable origen en la década de los 80, época en que los blancos se sacaban al mercado cada vez más temprano y se consumían en el año, convirtiéndose en una tendencia que caló fuerte en el consumidor. Eso hoy en día está obsoleto, los blancos pueden tener una crianza en madera tan respetable como la de los tintos, de hecho es mejor disfrutarlos a partir del segundo año de vida o más.Los vinos no es recomendable servirlos a temperatura ambiente.
Cada tipo de vino tiene una temperatura y esto tiene su porqué. Servir un vino demasiado frío hace que no se aprecien bien sus aromas, pasa desapercibido para el paladar y sus matices no serán notados, potenciando los taninos y la astringencia. Por lo contrario, si el vino se sirve demasiado caliente se notará demasiado el alcohol y los aromas a frutas, además de que saldrán a relucir sus defectos más fácilmente. Si se necesita enfriar un vino, no se debe hacer de forma brusca, y mucho menos echándole hielo, o metiéndole en el refrigerador. Se puede meter en una cubeta con agua fría, como mucho.
En España somos reticentes al tapón de rosca porque lo asociamos injustamente a vinos de poco nivel. Nada más lejos de la realidad, la rosca es una opción para muchas bodegas y podemos encontrar hoy día grandes vinos con tapón de rosca, especialmente cuando se trata de vinos blancos alemanes, australianos o neozelandeses.Mucha gente piensa que un reserva es sinónimo inequívoco de buen vino. Crianza, Reserva o Gran Reserva, hace referencia al tiempo de crianza en madera de los vinos, nunca a la calidad final de los mismos. Los Crianzas, por lo general, aportan más fruta y una boca potente. Los Reservas, en cambio, tienden más a los aromas terciarios (cueros, tabacos, ahumados) y en boca suelen ser más largos y con los taninos pulidos. Es una cuestión de gustos. Los buenos vinos, como los grandes reservas, no se toman recién descorchados, sino que debe dejarlos airear al menos unos minutos (mejor media hora como mínimo). Lo suyo es vertirlo en un decantador para comprobar su color y textura, y filtrar posibles problemas de picado. Lo de que el vino mejora con los años es cierto en algunos casos. En el caso de los vinos de envejecimiento que se almacenaron en barricas de roble la ventilación de oxígeno se da de manera muy lenta. En casos específicos el paso del tiempo permitirá que el contenido de la botellas sea capaz de desarrollar nuevos aromas (llamados terciarios) y llegar a ser refinados en taninos (sustancias químicas provenientes del racimo y la barrica).La recomendación es que siempre se conserven en horizontal porque el corcho necesita humedad para permanecer expandido y así evitar el paso del oxígeno al interior de la botella. Con una salvedad, cuando se trata de espumosos, lo mejor es almacenarlos de pie para que con la presión y el carbónico no se desintegre el corcho.
Si bebe vino sin tomarte el tiempo de saborearlo adecuadamente, te perderás de mucho de esta gran experiencia. Una vez servido observa el color a contraluz, debe ser brillante y no turbio. Agita suavemente el vino girando la copa. Sostén la copa tomándola por su tallo para no calentarlo. Aprecia el aroma del vino. El aroma del vino, cuyo nombre correcto es buqué, es uno de los factores más importante del vino. El buqué es creado por las reacciones químicas que se generan con la antigüedad del vino. Prueba el vino, se debe tomar con pequeños sorbos, debes verterlo en la boca y paladearlo concentrándote en su cuerpo y textura. Por último saborea el vino. El sabor del vino quedará en tu boca por unos momentos, reflexiona sobre su sabor y ya estarás listo para seguir bebiendo disfrutando de la experiencia.Ya sea en las bodas, en las cenas de empresa, en las comidas con amigos o en veladas románticas, el vino siempre está presente en nuestras vidas como gran testigo de las celebraciones más importantes. Así que no le quites la importancia que merece y dedica el tiempo necesario a elegir bien, conservarlo adecuadamente y finalmente saborearlo como es debido. Y recuerda que lo mejor de esta bebida tan nuestra, lo que mejor sabor le dará es beberla en buena compañía.